




El 4 de Setiembre aterrizo en Shanghai y enlazo a Chengdu, puntualmente en ambos casos. Dejo el equipaje en Sim's Cozy Guesthouse y voy a visitar el Templo Wenshu ;necesito comprobar que Chengdu ofrece algo mas que sus 12 millones de habitantes, interminables y anchas avenidas entre bosques de altos edificios. Se trata de un gran conjunto monástico, ubicado en el barrio viejo, relativamente cercano al Lago y su parque, al que se accede por una calle abarrotada de tiendas que ofrecen papel moneda, incienso y estatuillas de porcelana de Buda. Esta dedicado a Wenshu, el dios de la Sabiduría. Fundado en el siglo VII y reconstruido 11 siglos mas tarde. Cuartel general de la secta Chan (Zen) de Sichuan. Sus numerosos fieles recorren los diferentes altares, ofreciendo incienso y reverencias. Se compone de 5 espaciosas salas de madera con bellas cubiertas de tejado y aleros que apuntan al cielo. Los techos estan pintados de vivos colores y estatuas de Maitreya y Guanyin nos contemplan a través del humo del incienso. El monasterio contiene tambien una famosa colección de sutras. En medio de un jardín con gingkos y pinos hay una casa de té. Misión cumplida, Chengdu ofrece algo mas que una ciudad que ha pasado en 4 años de 4 a 12 millones de habitantes. Mas tarde comprobaré que su bello parque Renming y el lago son aun un remanso que sus habitantes disfrutan. Necesito dormir y lo haré durante 12 horas.
Al dia siguiente salgo hacia Luodai . Es mi primera experiencia en localizar la estación de autobuses adecuada y el transporte local conveniente para llegar a ella. Me equivoco de terminal pero confio en no perder demasiado tiempo. A fin de cuentas la ciudad dista 35 kilómetros de Chengdu. Un renqueante autobús los recorrerá en 45 minutos a través de un paisaje espantoso de cielo gris intenso cerrado y construcciones de insomnio en lo que alcanza la vista.
Luòdai. Se trata de un bello Hakka bellamente reconstruido. Se han conservado las hileras de viviendas de madera, sin rastros de muralla . Solo un par de puertas quedan en pie, a ambos extremos de la calle que la recorre de un extremo al otro. En las calles empedradas, a ambos lados corren aguas limpias a cielo abierto y una hilera de losas de mayor tamaño parecen ocultar las residuales. El interior de las residencias, pertenecientes a ricos comerciantes disponen de amplias salas donde recibían visitas importantes. Allí exhibian los testimonios de su riqueza. Disponen de una parte cubierta y el resto es un amplio patio donde penetra la lluvia, y suele contener un estanque con peces y relieves esculpidos en los muros, ademas de grandes macetas con árboles. En tres de sus lados se distribuyen otros espacios separados por paneles de madera. Una planta superior corona el edificio. En algunas aun es posible ver objetos de su época de esplendor, aunque en número escaso.
La sensació que sugiere Luodai, viniendo de Chengdu es de belleza, de reconstrucción con gusto, cuidando detalles. Una única arteria la atraviesa, Lào Jiè. A ambos lados, un sinfin de tiendecitas: artesania, comida de todo tipo, artículos de “todo a cien”, vestidos de seda y disfraces. Algunos los alquilan para hacerse fotos con ellos,. Luego veré que en otros lugares ésta es también una afición entre los autóctonos del país. Pero Luodai no es solo un bello escenario decorado. Sigue habiendo una población que por la tarde se reune en el parque, antiguo jardín señorial hoy abierto a todos. Juegan al majong, cartas y otro juego con gruesas fichas circulares, que veré muchas mas veces, incluso en Shanghai, epítome de la modernidad y el futuro. Gente amable, sonrien a la cámara, o siguen con su juego ajenos a mi presencia. Otros posan encantados.
El regreso ha vuelto a ser laberíntico.Mi chino y mapa son igualmente insuficientes y su voluntad de explicarse puede mas que mi comprensión. A veces tampoco están muy seguros de la información que dan; lo percibo por las risotadas del oyente que parece increparle y corregirle. Pero no parecen ofenderse por ello. Les avengüenza no tener una respuesta y por ello a veces puede que se la inventen. Me dan la impresión de gente risueña, directa, amable y paciente. Tendré numerosas ocasiones de comprobarlo. Por fin y tras tres autobuses consigo regresar al albergue. A pesar de sus amplias avenidas, el tráfico es intenso y en ocasiones caótico. Solo hay una regla: el mas grande y potente pasa primero. Las motos lo sortean como pueden y los cambios de sentido o circular por el carril contrario son de recibo. Por supuesto los pasos cebra son simbólicos.
Sim's Cozy tiene un personal muy competente en ayuda al viajero. Tienen a mano toda la información actualizada y facilitan mucho las cosas. Decido ir al dia siguiente a Sanxingdui y al otro a Dazu, ya en la provincia de Chongqing. Kevin incluso se ha ofrecido a que le llame si tengo dificultades para alojarme en el hostal de Dazu, una vez alli. Entenderé su temor al llegar. El inglés sigue siendo asignatura pendiente incluso en hostales para extranjeros.
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