martes, 25 de octubre de 2011

Las costumbres inveteradas y algunos contrastes


Sigo sin tolerar la costumbre de escupir tras un largo y desenfrenado centrifugado de las fosas nasales y demás conductos. En las cinco horas y media que me han traido hasta Leshan, el conductor no ha parado de hacerlo por su ventanilla. Mi asiento estaba justamente detrás. El conductor de relevo ha debido fumarse un paquete entero. Ni yo podía soportarlo. Bajar sabía a liberación.
La amabilidad de la gente sigue manifestandose. Hoy una señora con quien he intercambiado algunas palabras en la parada del bus, en inglés claro, cuando se ha dado cuenta de que no tenía cambio para el bus, ha alargado el brazo desde la acera y por la ventanilla me ha dado 1 yuan. Puede que sea poco dinero pero el gesto ha sido muy expresivo. Y ha empezado a producirse un fenómeno curioso: a veces me parece oír palabras en español, incluso alguna parte de una frase. Me doy cuenta que no me siento extraña en un entorno donde nadie me entiende ni yo a ellos. ¿Será una especie de síndrome de Estocolmo?

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