miércoles, 8 de septiembre de 2010

De Jiahe a Jiayuguan

Banderas de oración sobre el monasterio de Tsewey
Niña de Gan Jia Bajiao

Mezquita de Linxia


Gan Jia Bajiao




Seguimos en el Corredor de Hexi (o de Gansu), tras los pasos de cuantos recorrieron la Ruta que procedía de Xi'an. Aunque los chinos Han llevan asentados en la región desde la dinastía del mismo nombre, son diversas las etnias que lo han poblado y siguen poblándolo en la actualidad y diversas las religiones. Indudablemente los restos artísticos que siguen perviviendo son en su mayoría budistas, puesto que estamos en la zona de influencia del Tibet y su cultura. Labrang está situada en la región de Amdo, perteneciente al gran Tibet. El Dalai Lama actual nació muy cerca de la frontera de esta provincia con China. Asi pues hablar hoy de países o divisiones soberanas actuales dice bien poco de lo que aun pervive en ellas. Pero no solo hay budistas o pueblos de cultura tibetana, de facciones bien distintas a los han, tambien encontramos uigures, otro pueblo cuya religión mayoritaria es musulmana. Conforme avancemos hacia el noroeste, estos afirmaran su presencia hasta llegar a Kashgar, casi en la frontera con Kirguistan y Tajikistan, donde son todavía un grupo muy numeroso. Ello significa que tanto el aspecto, como la indumentaria, como la forma de vida es variado. Si hay algo que unifica al corredor de Hexi es su geografía. Transcurre por un largo valle de 1000 km desde Lanzhou hasta el oeste de Dunhuang. Recorre numerosos oasis y buena parte del desierto del Gobi. Estamos en la China del trigo, la China seca, de clima duro, de temperaturas extremas, de vida incómoda. Sin embargo es en esa China donde se dirimió la existencia y supervivencia del país, zona de enfrentamientos con los pueblos nómadas procedentes del Norte, los "pueblos bárbaros" para los civilizados han. Y también en esa China se produjo el encuentro de civilizaciones: china del este, india, europea, de asia central, tibetana, rusa y pueblos de las estepas del norte del continente. En diversas épocas unas y otras fueron dejando su impronta que aparecieron en excavaciones y arte rupestre, en manuscritos, en esculturas y objetos de culto o doméstico. Ahi empezó, antes que en cualquier otro continente, el gérmen de la globalización.
Ibamos a ver una muestra de ello en el monasterio de Tsewey, a poca distancia de Xiahe. El pequeño folleto que entregan a la entrada dice: "está situado en los pastos de Gangya, en Amdo, Tibet", reivindicando claramente su pertenencia a una región histórica y cultural diferenciada. Fue fundado en el siglo XII y ampliado en el XVII. Pero en el siglo XII, el budismo tibetano o lamaista tal como lo conocemos hoy no existía. No aparecería hasta mucho mas tarde. Asi pues, nos encontramos ante una religión distinta, los Bon. Sigue el folleto explicando que fue destruido en la Revolución Cultural y reconstruido en 1982. Ciertamente parece recién estrenado, por sus vivos y brillantes colores, la impecabilidad de sus acabados. Y es que cuenta con ricos donantes. Reconoce sus multiples y diversos legados, el sincretismo que auna diversas corrientes tibetanas.
Está bellamente ubicado en la cima de una colina dominando los valles circundantes y el río que atraviesa uno de ellos. Tras la sala principal, se sigue ascendiendo hasta la cima donde las tradicionales banderas de oración, lanzan la llama de sus colores y sus rezos a los cuatro vientos. Descendimos por otra ladera para dirigirnos al valle y cruzar el rio. Remontamos la otra ribera y alcanzamos el pueblo de Gan Jia Bajiao. En él se retrocede unos cuantos siglos y no nos hubiera sorprendido oir el eco de las voces de los antiguos viajeros de la Ruta. De la muralla de tierra prensada que lo rodeaba solo queda una puerta. Nos encaramamos a ella y podemos ver casi cada casa, cada patio. En uno de ellos, una mujer extiende al sol las semillas que ha recolectado. Al pie de la muralla una niña ayuda a su madre a recoger el sacos el grano. Dos mujeres lavan la ropa en la acequia que discurre por el camino. El color es uniforme, de barro. Solo está interrumpido por algunos árboles, a cuya sombra algunos jóvenes se amparan del fiero sol. Dicen que es el mas antiguo y mejor conservado pueblo de la región.
A pocos kilómetros en Linxia visitamos una curiosa mezquita. No hay presente ninguna de las asociaciones que el occidental ha hecho de las mezquitas. El estilo es chino: construcciones en forma de pagoda, con aleros vueltos al cielo, profusión de figuras de animales y flores, brillantes colores. Todo el muro que rodea el reciento esta tapizado en su interior por plafones de piedra gris tallada, reproduciendo escenas de paisajes de perspectiva china tradicional. Es para nosotros la primera manifestación de la presencia uigur.
Ha habido que regresar a Lanzhou siquiera brevemente para coger el tren que nos llevará a Jiayuguan. Atravesamos el desierto de Gobi, su inmensa desolación durante una larga noche. Algunas paradas nocturnas que no permiten atisbar sino alguna luz mortecina y la silueta de un vagón estacionado. En ocasiones la fugaz serpiente de luz de un tren mas rápido acompaña la sacudida de su paso.
La puerta de Jiayuguan, la última protección que la dinastía Ming daba a los viajeros de la Ruta, se eleva en mitad del desierto. Pequeños segmentos de muralla parten de ella y se interrumpen al llegar a la via del tren. La tal llamada puerta es un fuerte de tres patios consecutivos con altos muros y entre cada uno una torre en la parte superior donde confluyen los pasos de ronda. El territorio quedaba controlado en los 360 grados. Desde aqui se aprecia plenamente el corredor entre dos cadenas montañosas. Al sur son mas altas, con cimas nevadas, al norte sucesivos conos de menor altura, que se intercalan, tal que un dibujo esquemático trazado rapidamente a mano.
No lejos de aqui, puede visitarse una de las miles de tumbas de la dinastía Wei (s.IV al VI). Solo 18 han sido excavadas. Entre los hallazgos se encuentraron unas 700 baldosas de ceramica pintada como las que aun revisten la que visitamos. Muestran escenas de la vida cotidiana en un estilo simple y expresivo. Los trazos son ligeros y precisos, muestran un gran dominio del dibujo por parte del artista y suponen una enciclopedia de las costumbres de la época. Se la ha llamado la Galeria Subterránea. Las tumbas estan construidas bajo cúpulas de ladrillos asentados sin argamasa, en salas cuadrangulares de dimensiones reducidas. Son tumbas de nobles y las pinturas muestran tanto escenas agrícolas y costumbristas como militares.
Dunhuang sigue estando en el corredor de Hexi, pero leereis sobre el lugar en una nueva entrada.

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