Te Anau. Pocos turistas se alojan en esta pequeña población junto al lago del mismo nombre. Este es el segundo mayor de Nueva Zelanda, despues del Taupo en la isla del norte. La población se extiende en la orilla. Unicamente un pequeño grupo de edificaciones conforman la zona comercial y de servicios, orientados absolutamente al turismo. Y es que hasta aquí se desplazan no pocos, en su mayoría desde Queenstown, para acercase al inicio de las dos estrellas de la región: El Milford Sound y el Doubtful Sound. Otros emprenden una ruta mas esforzada que puede llevarles 4 o mas dias en recorrer a pie las singulares “tracks” (rutas de montaña, de senderismo). Las mas famosas son el Milford track, y el Routeburn Track . El primero se inicia con una navegación por el lago Te Anau, unos pocos kilometros al norte del nucleo urbano, hasta su extremo norte. De alli la ruta atraviesa la franja de tierra que lo une con el fondo del Sound. En total unos 50 kilometros, con etapas de dificultad diversa. El Routeburn puede iniciarse desde la carretera de acceso al Milford Sound, o bien desde una pista rodada de tierra, al norte de Glenorchy, a la cual se accede desde Queenstown. Este es algo mas corto y sus tramos tambien ofrecen distinta dificultad. Estas actividades muy populares estan debidamente organizadas por el DOC (Department of Conservation) y las inscripciones y número se senderistas por dia estan controladas. Las pistas son supervisadas y el DOC actualiza diariamente el estado de las pistas, asi como facilita las previsiones climatológicas diarias.
Este país es plenamente consciente de la riqueza natural que posee, del polo de atracción que ello supone y de la necesidad de preservarla, editando normas muy estrictas, pero a la vez facilitando su uso y disfrute. Y ello en unas condiciones climáticas extremas; la variabilidad del tiempo es constante, la fragilidad del bosque y el monte alta. Parecería que la abundancia de precipitaciones asegurara por si sola el buen estado y feracidad de la naturaleza, pero no es exactamente así. El suelo está permanentemente empapado, los árboles y plantas se aferran en ocasiones a escasos centimetros de manto. Y es asi que, cuando llueve ferozmente e insistentemente, el manto es arrastrado y con el la vegetación. El bosque, de una belleza inexpresable, es absolutamente virgen. Todo tronco caido alli queda y el musgo y el líquen lo cubren y sobre él, otras plantas nacen. Los insectos carcomen rapidamente el leño. La fauna consiste principalmente en pájaros. No hay depredadores para ellos. Fenómeno curioso si lo comparamos con la vecina Australia, donde los animales pueden llegar a ser mortales para el hombre.
Los británicos introdujeron en el país el ganado vacuno, la oveja (merina) y el caballo. Hoy día las ovejas se cuentan por millones, el ganado vacuno es numeroso. Fue para Nueva Zelanda, el principio de la riqueza de los colonizadores. Sin embargo, con el correr de los años y la fluctuación de los precios de mercado internacionales de la carne y la lana, ya no es la fuente de ingresos principal del país. Lo es el turismo.
Y precisamente a eso habíamos venido. Descartamos compartir el Routeburn track, pero si visitar el Doubtful Sound. Los folletos muestran ambos Sounds a plena luz de un sol resplandeciente, pero la realidad es que llueve ferozmente dos dias de cada tres. En nuestro caso, las probabilidades nos jugaron la pasada prevista y tuvimos ocasión de imaginar sin mucho esfuerzo lo que debió ser abrir rutas maritimas o terrestres por estos parajes. Pero ha valido la pena y mucho.
Bajo un cielo encapotado, iniciamos la navegación por el lago Manapouri. A uno y otro lado, los pináculos rocosos con frondosa arboleda se abalanzan, acercan y separan. En medio, surgen islas de igual aspecto. Este lago cuenta con los puntos de mayor profundidad (440 metros). Tanto el como el Te Anau , el Milford Sound y el Doubtful Sound, son antiguos lechos de glaciares que llegaban hasta el mar. De hecho toda la región, hoy catalogada como Fiordland National Park, llega hasta la costa sud-occidental de Nueva Zelanda, abarcando dos grados de paralelo. Los glaciares se retiraron a lo largo de millares de años, el agua dulce procedente de las cimas y los aun existentes en ellas, los ocupó y aunque el mar penetra en ellos en la proximidad de la costa, se produce un curioso fenómeno: el agua dulce “flota” sobre el agua salada en una profundiad de 20 metros . Ello permite albergar vida acuática hasta donde alcanza la luz solar. Alguna peculiar y endémica, como el coral negro y una especie de caballito de mar. Tras cruzar el Lago Te Anau, desembarcamos y visitamos una central eléctrica, que tuvo que superar la oposición inicial a la construcción de una presa y negociar un sistema alternativo de control del caudal del agua. La central se halla bajo tierra, controlando el flujo de las aguas de uno a tro nivel desde el lago Manapuri hasta el Doubtful y finalmente cae 178 metros hasta el nivel del mar, donde se hallan emplazadas las turbinas. La carretera que seguidamente recorrimos para acceder al Doubtful fue construida para desembarcar la maquinaria y todo lo necesario para la construccion de la central. Se inauguró en 1969 y sigue operativa, abasteciendo a unos 260.000 hogares. La visitamos descendiendo por un tunel de dos kilómetros excavado en el granito y el kneiss de la zona. 14 personas perdieron la vida en su excavación Una placa en las profundidades recuerda sus nombres.
Esta carretera regala la vista de pájaro del Doubtful Sound, que mostraba una lámina plateada bajo los oscuros nubarrones. Otra embarcación,moderna y de amplia visibilidad, nos permitió ver alguna foca, algun pingüino y acercarnos a su entrada en el mar. Allí, unos islotes rocosos dan reposo a colonias de focas y ofrecen un cierto refugio a las embarcaciones en un mar y viento endemoniado que ahora sacude la potente embarcación y la rocía.
El capitan Cook le dió su nombre, porque dudaba que caso de adentrarse en él, pudiera volver a mar abierto. Su duda no era gratuita. Esta costa, (de hecho toda la costa sud occidental de la isla del sur) recibe fuertes vientos que discurren desde el extremo occidental del hemisferio sur sin impedimento alguno hasta que topan con los Alpes Meridionales de Nueva Zelanda.
El cielo encapotado, las sombrías montañas surgiendo del Sound, y el mar embravecido nos sumergió de pleno en la auténtica naturaleza de la región. Un día memorable.
Queenstown, 15 de febrero 2011
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