martes, 25 de octubre de 2011

Shanghai, la ciudad sobre el mar.






















El Mingtown E Tour de Shanghai es estupendo. Está junto al Marriott y la Plaza del Pueblo, en un callejón del barrio antiguo, junto a las pajarerías y comercios de otros bichos. La entrada es oscura, continua por un largo pasillo con esculturas de piedra iluminadas cada una por un foco halógeno que desemboca en un patio abierto con un estanque con peces y varios espacios comunes acristalados en dos plantas. Hay wifi y buena cocina y música ambiental. La habitación es tranquila, con hermoso mobiliario de madera negra. Me voy a dar el lujo de estar seis días por unos 13 euros diarios.
He decidido terminar mi viaje en Shanghai y me dirijo a Swiss International Airways, a la mañana siguiente. Naturalmente habían cambiado de dirección. Menos mal que los taxis son muy económicos. Sin problema alguno me cambian la fecha del billete. Ahora puedo dedicarme íntegramente a visitar la ciudad.
Aun me imponen las dimensiones de esta ciudad de 19 millones. Aun no he comprobado que tiene una excelente red de metro, y grandes espacios, como la Plaza del Pueblo donde confluyen tres lineas con 20 salidas a la plaza. En un par de viajes, ya estaré familiarizada y situada en el plano de Pudong, Huangpu, La Ciudad Vieja y el antiguo barrio de las concesiones extranjeras.
Empiezo por el Bund, como está mandado, donde desemboca la comercial East Nanjing Road. Me apoyo en la barandilla del largo paseo y me embeleso con la visión de los rascacielos del Pudong y el Yangtze y su ajetreado tráfico marítimo. Me dirijo al norte del paseo, al parque Huangpu y su enorme monumento a los héroes de la revolución, cruzo el puente de hierro sobre el río Wusong, que desemboca unos centenares de metros mas abajo en el Yangtze .De vez en cuando hay parejas de novios posando para las fotos. Algunas de ellas parecen haber alquilado el traje; a la espalda, se ciñe al cuerpo con alfileres bien visibles. De blanco, de rojo, de morado. Ellos de blanco o negro. Posturas de lo más kitch. Observo de lejos la antigua embajada británica en unos bellos jardines. Vuelvo sobre mis pasos y recorro lentamente el paseo, mirándo a lado y lado, contrastando el clasicismo de los edificios occidentales del Bund con la modernidad del Pudong. Mentalmente repaso sus nombres: Jardine Matheson, sede de los gangsters del opio, el actual Bank of China, hermosa construcción Art Deco, que fue expresamente construida con un metro menos que su vecino, el entonces Cathai Hotel, hoy Peace Hotel, en la esquina con Nanjing Road, redecorado hace algunos años. Fue creación de Sassoon, el gran magnate y uno de los dueños del Shanghai de principios del pasado siglo. Su suntuosa vivienda estaba situada en la cima del edificio.Más adelante la antigua sede del North China Daily News, llamado entonces la Vieja Dama del Bund, 1864 a 1951 el principal periódico inglés en China y portavoz de la comisión extranjera que regía la municipalidad . Un imponente edificio coronado por una torre con reloj albergó la Casa de la Aduana y anexo a él, el grandioso Banco de Hong Kong y Shanghai. Cuando se construyó en 1923 era el segundo banco mas grande del mundo. Casi al extremo del paseo se sitúa el Shanghai Club, el bastión del esnobismo británico. Exclusivo, ni mujeres ni chinos podían frecuentarlo. Hoy es el Waldorf Astoria. Y finalmente la Torre Meteorológica, curioso edificio estrecho y alto, con muros de franjas blancas y negras y su torre de señales, se asemeja a un barco portuario. En desuso, hoy alberga un bar.
Cuando los extranjeros se establecieron en Shanghai, tras vencer en la Guerra del Opio, el Bund no era mas que un litoral fangoso donde los barcos desembarcaban y cargaban sus mercancías por pasarelas asentadas en el fango, a lomos de los coulis. Las imágenes de la época nos lo muestran como un espacio desordenado de mercancías, personas , carretas y animales No fue hasta principios del siglo XX cuando empezaron a construirse los grandes edificios, emblemas del enriquecimiento que otorgaba la exclusiva del preciado comercio entre la China y el resto del mundo. El Bund es hoy un bello escenario donde pasado y presente parecen contarse , el uno la nostalgia y el otro los proyectos , con el Yangtze como testimonio de que todo fluye en su impermanencia.

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