sábado, 18 de febrero de 2012

COLOMBIA- Pasto y Laguna de la Cocha




El 14 de febrero salíamos de San Cristóbal en Galápagos, llegábamos a Quito donde nos despedimos de Victor y Kasia, los compañeros de viaje que conocimos en Galápagos y con quien simpatizamos de inmediato, augurándonos algun futuro encuentro en Varsovia, donde residen, o en Barcelona.
A la mañana siguiente, salíamos de Quito a las 9:30 de la mañana con destino a Rumichaca, frontera de Colombia. De allí tomamos un nuevo autobus hasta Pasto, primera pernoctación en territorio colombiano.

El motivo era visitar la Laguna de la Cocha y tomar el pulso a la primera ciudad, la mas meridional del país.
Pasto es una ciudad eminentemente comercial, con mucha actividad. Habrá que familiarizarse con sus denominaciones, pues aqui son Carreras si van de norte a sur o Calles si de este a oeste. Las direcciones se dan combinando ambas denominaciones. Tambien descubriremos que tomar un buen café es bastante difícil; suele ser de filtro, conservado en altos termos cilíndricos provistos de grifo. Las tazas se van llenando y el líquido es oscuro pero de gran transparencia. Incluso cuando se tiene la suerte de encontrar un local con cafetera express, el producto resultante no recuerda en nada a los nuestros.

No parece haber mayor motivo para entretenerse aquí asi que temprano por la mañana tomamos un autobus hacia la Laguna de la Cocha. Al pie de la misma se halla una pequeña y atractiva población, Puerto Encano, dispuesta en dos hileras de casas, la mayoria de las cuales ofrecen servicio de restaurant. Entre ambas circula el rio Encano, que mas parece un pequeño canal y que desemboca a poca distancia alimentando la laguna. En el rio hay amarradas unas embarcaciones largas, de borda muy baja, con un pequeño espacio cubierto en la proa, elaborado con planchas remachadas de forma artesanal. Disponen de un pequeño motor fuera borda y se deslizan placidamente por el rio hasta desembocar en el lago.
 El plan consiste en acercarse a la isla, o cocha, y llevarte hasta el embarcadero, sencilla plataforma de tablas de madera que el viento en ocasiones se ha llevado Desde alli se remonta a pie un pequeño sendero hasta una iglesia y la taquilla donde hay que pagar 1000 pesos colombianos. (El cambio está a 1$: 1760 pesos). Con ello puedes recorrer un sendero de 550 metros, cuyas planchas de madera han sufrido las continuas lluvias y faltan en parte o estan muy deterioradas, hasta un mirador, desde el cual se contempla buena parte de la laguna y las orillas circundantes. Al regreso al embarcadero, el barquero lleva la barca alrededor de la isla orlada en su totalidad por franja  de juncos de unos 3 .4 metros de anchura. En ella chapotean los patos negros de pico amarillo.
No es fin de semana ni temporada turistica alta, con lo cual tenemos algo asi como 25 restaurantes donde escoger. Optamos por uno. Lamentablemente, aunque la trucha es el plato estrella, en esta ocasión es bastante insípida. No sabemos si es por la variedad del pescado de estas aguas o por el especímen en particular que nos sirvieron, pero desde luego no ha sido lo mejor de la excursión.
 

A favor de los habitantes del lugar hay que decir que han tenido un gusto extraordinario al conseguir a partir de materiales humildes como la madera desbastada, la chapa y la pintura de brillantes colores un efecto encantador. Las flores abarrotan los balcones y las entradas, y complementan a la perfección el brillante azul del cielo, las blancas nubes y el intenso azul del agua del rio y la laguna. Además  han obtenido un premio por el mantenimiento de los humedales, y su gestión ecológica. Es admirable que con ello han conseguido a todas luces subsistir atrayendo a un gran número de visitantes.

Remate del tejado de la iglesia


 16 de Febrero 2012

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