viernes, 3 de febrero de 2012

CUENCA Y ALREDEDORES


 

Apenas 4 horas separan a Guayaquil de Cuenca por carretera. Había dos opciones y escogemos la via que atraviesa el magnifico y sorprendente Parque Nacional Cajas, un altiplano de páramo con mas de 200 lagos de agua gélida. Los paisajes me  mantienen la nariz pegada al cristal imaginando lo que debe ser recorrer a pie los senderos que unen los lagos y los valles.Desde el nivel del mar en Guayaquil, la ruta se encarama a los mas de 4000 metros de altitud del parque para descender los ultimos 30 km del recorrido a 2530 en Cuenca.
De Cuenca podría resumirse diciendo que es Patrimonio Cultural de la Humanidad con todo merecimiento. Pero ello solo daría cuenta de la riqueza historica y arqueologica de la ciudad. Hay que añadir que ese conjunto monumental está muy bien conservado, vivo, que es un placer deambular una y otra vez por las mismas plazas y calles. La vida moderna y cotidiana en Cuenca no se halla alejada del núcleo histórico. Se imbrica en él y convive. Los mercados de alimentación se asientan junto a la mansión noble o la iglesia. Junto a la catedral nueva, bajo soportales el comercio de todo tipo vive como quizá hace doscientos años. Y junto a él restaurantes para el gusto occidental con los de gusto local. Transitas por la historia y el arte y lo haces por la actualidad, junto al habitante. Este gusta de sentarse en las plazas a conversar , sorber un helado o simplemente observar. En un rincón de una calle se abre la puerta de un convento de clausura. En su interior, el torno aun presta sus servicios y los productos en oferta son de lo mas peculiar.













Nuestro alojamiento ocupaba una antigua casa colonial. Se habían introducido pocas modificaciones y el patio central se había cubierto para reservar el salon-comedor de la intempestiva lluvia con la que Cuenca esta mas que familiarizada. Pero aqui dura poco; un fortísimos aguacero puede parar de golpe y al rato luce el sol. Cuenca recibe su nombre de su ubicación: un gran cuenco rodeado de montañas. El verdor del paisaje circundante da fe de la abundancia de precipitaciones, asi como su rio Tomebamba, nombre que tuvo la  primitiva ciudad Inca sobre la que los españoles edificaron la suya.
  
El primer museo que visitamos es el del Banco Central, o Pumapungo, sito junto a las ruinas de lo que fue Tomebamba, hoy rehabilitadas y rodeadas de un huerto-jardin que muestra el sistema original de terrazas y cultivos de los antiguos pobladores, asi como el sistema de canales. Tambien se conserva un antiguo horno que los españoles construyeron para cocer los ladrillos con los que construirían la mansion que se convertiría mas tarde en el moderno Museo. En el interior, sus salas son un paseo por las diferentes culturas de Ecuador, con figuras que ejemplifican el atuendo y los oficios, objetos mas caracteristicos e incluso cabezas reducidas auténticas de los pobladores de la región de la selva. Otra sala muestra dioramas con las construcciones de Tomebamba y escenas de la vida cotidiana. Un mas reune una colección de monedas que han estado en uso en uno u otro momento de la historia del Ecuador.

Al dia siguiente decidimos ver la vida en algunos de los pequeños pueblos cercanos a Cuenca, en el curso del rio Santa Bárbara. El valle que este rio riega es de un verdor y fertilidad asombrosa. No cesan los campos de cultivo que se encaraman a los montes y colinas sin al parecer dar descanso a la tierra. Nos explicaron que es tan abundante la lluvia y tan benigno el clima que es posible rotar los cultivos sin interrupción.

El primero, Gualaceo, nos ofreció el regalo del mercado de frutas y verduras. Colores intensos del amarillo, el rojo, el verde en competencia con el colorido de las polleras y sombreros de las campesinas. El quetchua es la lengua habitual de estas gentes y realmente es imposible entender nada de lo que dicen. Se vende comida en crudo pero tambien se ofrecen guisos para consumo en el mismo lugar.














 
El segundo, Chordeleg, está dedicado exclusivamente a la joyería, siendo su especialidad la filigrana de plata. Toda su plaza central está rodeada de joyerías, aunque también ofrece artesania en madera, tejidos y cerámica e incluso los conocidos sombreros de paja que en otras partes del mundo se conocen como "sombreros Panama".


En los últimos años han florecido las nuevas casas unifamiliares. Nos cuentan que son el fruto del trabajo de los emigrantes en Estados Unidos y Europa, de aquellos que han preferido invertir sus ahorros en su propio país.





No queríamos dejar Cuenca sin visitar su precioso Museo de las Culturas Aborígenes. Está ubicado en un sencillo edificio y es fruto del esfuerzo y dedicación al coleccionismo de una familia que todavía está al frente del mismo. En salas de sencilla factura se muestran de forma ordenada multitud de piezas de distintas culturas del antiguo Ecuador, desde los tiempos paleolíticos hasta la Incaica. De un total de 15.000, 5.000 están en exposición. El resto puede verse previa petición. Su tienda ofrece una amplia gama de objetos a precios mas que razonables.








  
29 de enero 2012


















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