De Alausí salimos al mediodia del 31 de enero hacia Riobamba, para enlazar hacua Ambato y de allí a Baños. Seguía maravillándonos la sincronización no planificada pero siempre efectiva de los enlaces. Apenas unos minutos nos transportaban de un autobus a otro. La pauta se mantuvo en todo el país.
Baños es uno de los destinos estrella, tanto para los Ecuatorianos como para los extranjeros, especialmente el turismo jóven de aventura. Aqui puede practicarse quads, puenting, tirolina (aqui le llaman canopy), barranquismo, rafting, escalada y disfrutar de los baños termales. Numerosas cascadas se descuelgan alrededor de la ciudad y en los valles circundantes. El volcan Tungurahua con 5000 metros parece abalanzarse sobre la ciudad que se arrebuja bajo su falda. Lo cierto es que tampoco a éste conseguimos verlo, envuelto en las nubes y la niebla. Sin embargo, si vimos alguna fotografia e impresiona su majestuosidad, su enorme pirámide que parece a punto de desplomarse sobre la pequeña población a sus pies. Y es por ello que resulta sorprendente que nunca haya sido dañada por sus erupciones que se han mantenido durante mas de una década.
Quizá se deba a la devoción por la Virgen que parece ser ha salvado a sus habitantes de sus furores y a la que se venera en la gran iglesia de piedra negra volcánica y donde se conservan una serie de pinturas que relatan algunos de esos milagros.Aunque por si acaso disponen de un sisema de evacuación y refugios temporales para toda la población en caso de emergencia de erupciones.
Decidimos contratar un tour por el valle de las cascadas. Nos deslizamos en una cestilla suspendida de un cable hasta el pie de El Velo de la Novia.
Luego proseguimos hasta la mas espectacular, El Pailón del Diablo. (Pailón significa caldero) Hasta ella descendimos por un sendero del bosque húmedo.
Unas escaleras conducen al primer mirador sobre la turbulencia de la caída entre rocas enormes y de allí debe uno agacharse hasta casi reptar por un estrecho pasillo escavado en la pared de roca hasta un mirador casi en la parte en que se inicia la caida. Retomando el camino de regreso es posible contemplarla de lejos en todo su descenso hasta que se une al rio que recorre todo el valle.
A mitad de camino hay un pequeño refugio donde los colibrís se acercan a libar las preciosas flores.
Nos despedimos de Baños aun bajo la lluvia, sin haber atisbado el Tungurahua, pero pensando que esta ciudad merece su fama. Había que seguir hacia Latacunga para poder acceder a la laguna de Quilotoa.
1 febrero 2012
Baños es uno de los destinos estrella, tanto para los Ecuatorianos como para los extranjeros, especialmente el turismo jóven de aventura. Aqui puede practicarse quads, puenting, tirolina (aqui le llaman canopy), barranquismo, rafting, escalada y disfrutar de los baños termales. Numerosas cascadas se descuelgan alrededor de la ciudad y en los valles circundantes. El volcan Tungurahua con 5000 metros parece abalanzarse sobre la ciudad que se arrebuja bajo su falda. Lo cierto es que tampoco a éste conseguimos verlo, envuelto en las nubes y la niebla. Sin embargo, si vimos alguna fotografia e impresiona su majestuosidad, su enorme pirámide que parece a punto de desplomarse sobre la pequeña población a sus pies. Y es por ello que resulta sorprendente que nunca haya sido dañada por sus erupciones que se han mantenido durante mas de una década.
Quizá se deba a la devoción por la Virgen que parece ser ha salvado a sus habitantes de sus furores y a la que se venera en la gran iglesia de piedra negra volcánica y donde se conservan una serie de pinturas que relatan algunos de esos milagros.Aunque por si acaso disponen de un sisema de evacuación y refugios temporales para toda la población en caso de emergencia de erupciones.
Decidimos contratar un tour por el valle de las cascadas. Nos deslizamos en una cestilla suspendida de un cable hasta el pie de El Velo de la Novia.
Luego proseguimos hasta la mas espectacular, El Pailón del Diablo. (Pailón significa caldero) Hasta ella descendimos por un sendero del bosque húmedo.
Unas escaleras conducen al primer mirador sobre la turbulencia de la caída entre rocas enormes y de allí debe uno agacharse hasta casi reptar por un estrecho pasillo escavado en la pared de roca hasta un mirador casi en la parte en que se inicia la caida. Retomando el camino de regreso es posible contemplarla de lejos en todo su descenso hasta que se une al rio que recorre todo el valle.
A mitad de camino hay un pequeño refugio donde los colibrís se acercan a libar las preciosas flores.
Nos despedimos de Baños aun bajo la lluvia, sin haber atisbado el Tungurahua, pero pensando que esta ciudad merece su fama. Había que seguir hacia Latacunga para poder acceder a la laguna de Quilotoa.
1 febrero 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario