El principal interés de ir hasta Latacunga fue acceder al Parque del Quilotoa. Aun así la ciudad merecía la visita.
Como nuchas otras, dispone de una agradable plaza de Armas, con su iglesia blanqueada y su vida plácida. En una bocacalle que desemboca en la misma se halla el Hotel Central, cuya propietaria nos acogió de tal forma que la estancia allí resultó de lo mas agradable. Resultó ser originaria de Palestina, que abandonó a los 16 años. Su vida ha estado dedicada a sus hijos y a mantenimiento de su negocio, en solitario desde que falleció su marido. Acababa de tener a su septimo nieto pero no le impidió conversar con nosotros de su vida en Ecuador, de Palestina y de los cambios que se estan produciendo en su país de adopción.
A la mañana siguiente nos acercamos a la población de Saquisilí de la que sabíamos que celebra un interesante mercado. Y asi fue, lo recorrimos y observamos lo mas interesante, a sus vendedores y compradores, que también aqui hablan quetchua. La zona reservada a los animales se halla un tanto alejada del nucleo central del mercado, en la misma población. Cuando llegamos allí ya quedaban pocos animales y los vendedores estaban recogiendo a los restantes.
Compartimos la cena y buena conversación con una pareja que conocimos en Cuenca, Juan y Laura. Juan ha dejado su trabajo en España y vendido sus propiedades y pretende instalar una pequeña planta cervecera en Latacunga. Laura aun tiene que decidir qué hace con su negocio en España. Su entusiasmo es notable y ya dispone de inversores para su nuevo proyecto. No le asusta la incertidumbre ni la posibilidad del fracaso, siempre puede volverse a empezar.
A la mañana siguiente salimos hacia Quilotoa. Un autobus de linea nos deja a 12 km del pueblo. De alli una pick-up nos acercará hasta el mismo cráter del volcan. A sus pies se asienta una pequeña aldea cuya principal razon de ser es alojar a los visitantes.
La otra es pequeños rebaños de ovejas y alguna llama. Conforme asciende la carretera aumenta el frio. A los 4000 metros la lluvia helada incrementa la sensación de frio.
El cielo es una inmensa boina gris que oculta a la vista el paisaje que suponemos hermoso. Sin embargo, aun tendremos la suerte de asormarnos al cráter y contemplar la verde laguna en su fondo. El descenso puede hacerse por senderos que serpentean entre el verde relieve hasta confluir junto al agua. En la distancia las escasas barquitas parecen puntos indistintos. La niebla rodea el crater y la laguna parece estar desprendida del entorno.
A la mañana siguiente nos acercamos de nuevo pero las perspectivas meteorológicas no han mejorado. No cabe la posibilidad de emprender alguna caminata, asi que regresamos a Latacunga, para de allí dirigirnos a Quito.
2 febrero 2012
Como nuchas otras, dispone de una agradable plaza de Armas, con su iglesia blanqueada y su vida plácida. En una bocacalle que desemboca en la misma se halla el Hotel Central, cuya propietaria nos acogió de tal forma que la estancia allí resultó de lo mas agradable. Resultó ser originaria de Palestina, que abandonó a los 16 años. Su vida ha estado dedicada a sus hijos y a mantenimiento de su negocio, en solitario desde que falleció su marido. Acababa de tener a su septimo nieto pero no le impidió conversar con nosotros de su vida en Ecuador, de Palestina y de los cambios que se estan produciendo en su país de adopción.
A la mañana siguiente nos acercamos a la población de Saquisilí de la que sabíamos que celebra un interesante mercado. Y asi fue, lo recorrimos y observamos lo mas interesante, a sus vendedores y compradores, que también aqui hablan quetchua. La zona reservada a los animales se halla un tanto alejada del nucleo central del mercado, en la misma población. Cuando llegamos allí ya quedaban pocos animales y los vendedores estaban recogiendo a los restantes.
Compartimos la cena y buena conversación con una pareja que conocimos en Cuenca, Juan y Laura. Juan ha dejado su trabajo en España y vendido sus propiedades y pretende instalar una pequeña planta cervecera en Latacunga. Laura aun tiene que decidir qué hace con su negocio en España. Su entusiasmo es notable y ya dispone de inversores para su nuevo proyecto. No le asusta la incertidumbre ni la posibilidad del fracaso, siempre puede volverse a empezar.
A la mañana siguiente salimos hacia Quilotoa. Un autobus de linea nos deja a 12 km del pueblo. De alli una pick-up nos acercará hasta el mismo cráter del volcan. A sus pies se asienta una pequeña aldea cuya principal razon de ser es alojar a los visitantes.
La otra es pequeños rebaños de ovejas y alguna llama. Conforme asciende la carretera aumenta el frio. A los 4000 metros la lluvia helada incrementa la sensación de frio.
El cielo es una inmensa boina gris que oculta a la vista el paisaje que suponemos hermoso. Sin embargo, aun tendremos la suerte de asormarnos al cráter y contemplar la verde laguna en su fondo. El descenso puede hacerse por senderos que serpentean entre el verde relieve hasta confluir junto al agua. En la distancia las escasas barquitas parecen puntos indistintos. La niebla rodea el crater y la laguna parece estar desprendida del entorno.
A la mañana siguiente nos acercamos de nuevo pero las perspectivas meteorológicas no han mejorado. No cabe la posibilidad de emprender alguna caminata, asi que regresamos a Latacunga, para de allí dirigirnos a Quito.
2 febrero 2012
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