LOS VALLES DEL GILGIT Y EL HUNZA
Tierra de hazañas y violencia.
El Nanga Parbat es
el último ochomil del extremo occidental del Gran Himalaya. A medio camino de Gilgit, el Indo aparece por el este junto a la Karakorum. Procedente del valle de Skardu, despues de haber trazado un recorrido noroeste desde su nacimiento al norte del Kailas en el Tibet, aqui decide de repente desviarse bruscamente por su estrecha y profunda garganta para luego virar de nuevo al oeste y mas tarde al sur, curso que no abandonará hasta unirse al mar en Karachi.
A partir
de ahora dejamos al sur el Himalaya para ir al encuentro del
gran nudo, el mayor en tamaño, altura y complejidad del mundo. Hablo de la
confluencia entre el Himalaya, el Indu Kush y el Karakorum. Cuando los británicos habían explorado intensivamente sus dominios africanos y levantado mapas detallados que apenas han sufrido cambios desde entonces, estas moles imbricadas aun desafiaron durante un tiempo a exploradores, militares y montañeros. A las dificultades del terreno se añadió siempre la ferocidad de sus gentes, mal dispuestas a permitir la invasión de sus territorios.
Pasaremos
junto a un monumento a pie de carretera que señala este hito; se
halla junto a la confluencia del rio Hunza y el Gilgit.
La carretera
del Karakorum sigue resistiéndose al instinto humano por domeñarla, no conserva trazas de asfalto: es un continuo de
roderas, profundos baches, cruces de torrentes, desprendimientos.
Las montañas no
han cambiado esencialmente su carácter: siguen siendo altas y
escarpadas, desprovistas de vegetación y sigue contrastando el gran
caudal e impetuosidad de la corriente de los rios con la desnudez de
sus laderas y cimas. Sin embargo ya han aparecido señales de una de
las mas admirables realizaciones humanas: los canales de
irrigación.
El hombre no ha sido aquí capaz de domeñar la
corriente de los grandes ríos que descienden de los glaciares
sumando sus caudales, arrastrando impetuosamente a su paso grandes
masas de roca y sedimento y desprendiendo laderas enteras, haciendo
imposible el cultivo en las mismas. Sin embargo, sí lleva ya
generación tras generación abriendo trabajosamente canales que
transportan las aguas desde el pie de los glaciares en largos hilos a
gran altura a veces a largas distancias, dejando una estela verde que
se desplaza, ora horizontalmente, ora descendiendo hasta irrigar un
damero de huertos y plantaciones de abedules. Donde el rio se ha
hundido, dejando sobre sí orillas llanas y extensas, estalla el
verde, dando vida a cada vez mayor numero de poblaciones. Estas no se
nutren de los ríos, pero han sabido no solo alimentarse de estos
oasis de montaña, sino crear excedentes a base del cultivo de la
madera para sus múltiples usos. Aquí se le llama la “madera
verde”.
Otro monumento
recordará otra de las hazañas humanas. Es el dedicado a los
trabajadores del Karakorum, ciento tres de los cuales “decidieron
convertir este lugar en su eterna morada”. Unas palabras del
filósofo y poeta Allama Mohammed Iqbal se inscriben en su base:
Dios
ha dado a los humanos integridad, fe y una fuerte mente; y si se
empeñan pueden convertir una montaña en polvo o detener un río en
su curso.
Las palabras de Blake podrían también aplicarse a ambos empeños:
“Grandes
cosas se hacen cuando hombres y montañas se encuentran”
Esta parte del mundo es quizá uno de los lugares donde mas
claramente se ha manifestado el empeño del hombre por imponerse a
la naturaleza construyendo en
colaboración pero también su insistente lucha por destruir y
destruirse. Aquí, en este nudo geográfico, donde parecería que la
vida humana está vedada, se han librado las mayores luchas de
conquista, los mas enmarañados planes de diversos imperios por
imponer su dominio, los juegos de alianzas y traiciones, y en última
instancia sólo se ha obtenido un intermitente y precario equilibrio.
Mirador del Rakaposhi desde el oeste |
Inicio del Valle del Hunza desde la carretera de Gilgit |
Cerca del Mirador del Rakaposhi, la carretera abandona el curso del rio Gilgit y se interna hacia el
este siguiendo el río Hunza y su valle. Los canales se multiplican, ascienden las empinadas e inestables laderas y con
ellos crece la extensión de las zonas de cultivo . La lucha de hombre por
asentar la carretera y librarla del acoso de los montes sigue y
finalmente penetramos en uno de los parajes mas hermosos de nuestra ruta:
la secuencia de las 44 poblaciones que ocupan ambas márgenes del rio
Hunza, con su capital en Baltit, hoy llamada Karimabad en honor del
lider espiritual ismailita, Karim Agha Khan. Pocos kilómetros antes
se halla Aliabad y apenas dos después Altit. Este primer
tramo del valle es el Bajo Hunza. Después de la hoy desaparecida población de Attabad, la carretera girará hacia
el norte para recorrer el Alto Hunza.
Nos detendremos aquí el tiempo necesario para explorar el valle a fondo y conocer a su gente. Los doy a conocer en la siguiente entrada.
Margen derecha del Hunza, al oeste de Aliabad |
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